miércoles, 19 de diciembre de 2007

Cien años de Tradicion Familiar



Alfonso Luna Dolaré ............................................Eulogio Luna Navarro














Alfonso Luna Gutiérrez


Cien años de tradición familiar
Alfonso Luna Doblaré cobró su primera paga como obrero del castillo de Almodóvar en el año 1907. Cuando este dejó el trabajo le sustituyó su hijo y ahora su nieto es el encargado de mostrar la fortaleza a los visitantes.

Entrevista: 04/12/2007 LORENA LOSADA

La vida de Alfonso Luna Gutiérrez no se concibe sin el castillo de Almodóvar del Río. Y es que ahora se cumplen 100 años de tradición familiar en torno a esta fortaleza del Valle del Guadalquivir. Primero fue su abuelo quien ejerció de guarda, luego su padre y ahora, desde hace varios años, este trabajo lo ha asumido él, el nieto de Alfonsito el del Castillo, como era más conocido su abuelo.

Concretamente, fue el 23 de noviembre de 1907 cuando el abuelo de Alfonso cobró su primera paga, tras seis días de trabajo como ayudante de albañil en el recinto fortificado que domina el pueblo. "El sueldo era de 1,75 pesetas al día", comenta Alfonso Luna. Tras varios años de trabajo y un lapsus de tiempo en el que tuvo otra dedicación, el abuelo de Alfonso ascendió a encargado del personal de obras que trabajaba en la reconstrucción del castillo.

Una anécdota que ha quedado patente del primer guarda del castillo en la familia es una carta que Pedro Toro escribió al Conde de Torralba, propietario de la fortaleza, en la que decía que presentía "que el guarda iba a durar poco en este trabajo". Se refería a esos dos años en los que se dedicó a la hostelería, porque el sueldo del castillo "no daba para mucho". Pero volvió, y allí estuvo hasta el año 1980, cuando murió.

El cumplimiento de estos cien años de herencia familiar "es algo muy emotivo que me llena de orgullo", confiesa Alfonso Luna, "puesto que en torno a este castillo ha girado la vida de mi familia". En este lugar, estas tres generaciones de guardas (abuelo, nieto e hijo) también han vivido grandes experiencias que han marcado el ritmo de la historia, como fue la Guerra Civil. El abuelo estuvo trabajando hasta el mismo día en que estalló, el 18 de julio de 1936.

En esos días, muchos vecinos de Almodóvar se refugiaron en el castillo para protegerse. Y allí dentro les pilló cuando las fuerzas nacionales dispararon contra el castillo y tomaron el pueblo, que luego volvió otra vez a manos republicanas.

Tras estos acontecimientos se paró la labor de reconstrucción, donde se gastaron un total de nueve mil metros cúbicos de piedra. Esta restauración fue el principal motor económico de Almodóvar durante 36 años. Pasaron por el castillo más de 800 trabajadores, para dejarlo con el aspecto que tiene hoy día.

A la retirada de su abuelo, quien vivió muchísimas experiencias más, como la visita de Don Juan Carlos de Borbón en 1964 con motivo de la inauguración del puente sobre el Guadalquivir, fue el padre de Alfonso, Eulogio Luna, quien heredó el trabajo. Su dedicación no era otra que el mantenimiento, la vigilancia del lugar y la apertura y guía para aquellos turistas que querían visitarlo. "La familia Solís nunca se opuso a que el castillo fuese visitado".

Sin embargo, el gran cambio de cara al turismo surgió en los años 90, y más concretamente a partir del año 2000, cuando José María Cabrera asumió la gerencia del recinto para explotarlo turísticamente. A partir de este año comienza la labor de Alfonso, aunque en muchas ocasiones con anterioridad había hecho de guía del castillo.


Nuevos tiempos

Ahora es el responsable general de esta fortaleza, aunque hay varias áreas de responsabilidad, delegados en otras tareas, como turismo, restauración, eventos... De tener solo un trabajador en el 2001, actualmente hay 20 empleados en el castillo para hacer que el turista pueda estar todo un día en la fortaleza realizando múltiples actividades. De hecho, de los 10.000 visitantes que pasaron por el castillo en el 2001, el monumento ha pasado a tener unas 60.000 visitas durante el año 2006.

Alfonso Luna no ve ya su vida fuera de Almodóvar ni fuera del castillo. De todas formas, la tradición familiar puede tener continuidad, pues su hijo pequeño también es un gran aficionado a este monumento que se alza como puerta de entrada de la Vega del Guadalquivir.