jueves, 26 de diciembre de 2013

 
Historia de la Cetrería
 
 La caza con aves rapaces se encuentra entre las formas de caza más antiguas que ha practicado el hombre. Incluso, en las tumbas de los faraones del antiguo Egipto se han encontrado halcones momificados. La idea de cazar con aves rapaces adiestradas tiene su origen presumiblemente entre los pueblos cazadores de las estepas del centro de Asia hace 3.500 años. Efectivamente, en las inmensas llanuras abiertas, el ave rapaz era el arma de caza más apropiada de las conocidas hasta aquel momento.
Las pinturas rupestres y posteriormente las fuentes escritas dan testimonio de la prosperidad que alcanzó la cetrería en Turquía, China y Tartania. Al final del siglo XIII, Marco Polo relataba que el Gran Emperador mongol Kublai Khan se dirigía cada año, en el mes de marzo, en Kambaluk (Pekín) acompañado por 10.000 halconeros y pajareros para dedicarse a cazar.
La caza con halcones fue mencionada por primera vez en Europa por Julius Firmicus Matemus de Sicilia el años 330 dC y se han conservado el mismo arte y las mismas atenciones que hace siglos hasta hoy en día.
En Europa, la época dorada de la cetrería acontece en la Edad Media. En ella aparecen las primeras leyes en el "Traité de Fauconnerie" sobre los privilegios de la tenencia de aves rapaces y sus aparejos. Solamente los nobles podían practicar la cetrería.
El águila, par a el Emperador; el gerifalte, para el Rey y la Reyna; el peregrino, para el Duque; el esmerejón, par a la Reina y las Damas, aunque más tarde la Reina pudo tener un halcón de Eleonora; el gavilán, para los clérigos; el cernícalo, par a la Infanta y los sirvientes de la corte.
Las infracciones estaban duramente castigadas. La sanción podía llegar hasta ser condenado a muerte. Ser halconero del Rey era un privilegio y una gran responsabilidad. Demuestra su importancia el hecho de que los acuerdos diplomáticos se hicieran con el intercambio de pájaros. Un azor mudado y entrenado el año 1252 tenía un valor igual a seis bueyes arrieros. En 1396, la liberación de caballeros prisioneros fue a cambio de 12 halcones blancos (gerifaltes).
En 1388 el canciller Pedro López de Ayala escribe "El libro de la caza de las aves", documento en el que Félix Rodríguez de la fuente se basó.
En 1595 el rey Felipe II escribe al gobernador del País Vasco que le envíe buenos pájaros (le envía, en total, 32 halcones).
Durante las treguas entre cristianos y musulmanes, ambos bandos aprovechaban para practicar su afición preferida. Los nobles cristianos deslumbraban a los sultanes árabes con blancos gerifaltes procedentes de países nórdicos. Los cazadores nórdicos sorprendían a los cristianos con novedosas técnicas de adiestramiento de halcones, descubriendo un nuevo horizonte en su manejo: emplear caperuza. También en las justas, en las que se entrenaban para las guerras: cogían la lanza con la mano derecha y el halcón con la izquierda, sobre un caballo para adquirir equilibrio y destreza.
Alfonso X, el Sabio, dictó leyes que protegían las aves de presa. Como buen halconero y conocedor de su biología, penaba el expolio de huevos y quitar del nido pollos sin plumas. También penaba la captura de reproductores adultos. La pena menor era perder la mano derecha.
En el siglo XV tiene su gran esplendor en los reinos de Castilla y Aragón, entre reyes y grandes señores.
En la Edad Media, la guerra, los duelos, la caza y el torneo constituyeron las coordenadas de la vida noble. La caza con aves, no era para el señor solamente un deporte, sino que también tenía una importante función social. Era fuente de alimentos nobles, por tanto una importante función social. Era fuente de alimentos nobles, por tanto un motivo de prestigio ante los campesinos y, además, servía de preparación para las batallas. Se dice que el mínimo de rapaces que un señor podía tener era de 18: 2 gerifaltes, cuatro peregrinos neblíes, cuatro peregrinos baharíes, 6 azores, 2 esmerejones.
Hay que destacar que la práctica de la halconería en los reinos hispanos-cristianos se debe a la influencia islámica. La monarquía aragonesa fue amante de este tipo de caza.
El rey Jaime I el Conquistador, tenía en su corte varios halconeros y convirtió la albufera de Valencia en coto real. Su mujer, la reina Violante de Hungría y más tarde su hija la infanta Violante de Aragón, casada con Alfonso X el Sabio, fueron unas grandes apasionadas de la halconería.
 
 
En la actualidad, la halconería aun tiene su papel de poder y prestigio en los Emiratos Árabes. También se utilizan en los aeropuertos para evitar accidentes. Gracias a los halconeros mundiales no han desaparecido muchas rapaces, ya que su cría en cautividad, inseminación artificial y el método de cría hacker hacen que se recuperen las poblaciones. Los halconeros los utilizan también en el control de exceso de animales, creando un equilibrio medioambiental.

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